
Hace poco hablamos de la cantidad de bolsas de plástico que habían por los mares, pero jamás pensamos que pocos días despues tubieramos que dar tan malas noticias. Una ballena ha muerto tras ingerir unas 80 bolsas de plástico. Pasó en Tailandia, y las consecuencias del lanzamiento indiscriminado de bolsas de plástico a los oceanos se pudó comprobar en toda su crudeza: en el interior del estomago de la ballena habían 80 bolsas de plastico. Demasiadas.
Los grupos ecologistas hace años que alertan de los peligros medioambientales que provocan los millones de bolsas de plástico que se consumen diariamente en el planeta y que acaban en los mares y océanos. Pero la imagen que llega este domingo desde Tailandia puede ser mucho más efectiva que las llamadas de atención de los grupos de defensa medioambiental. Más efectiva por su crueldad y por lo impactante que puede llegar a ser.
Se trata de una ballena que encontraron varada en una playa de Songkhla, en Tailandia. Un grupo de voluntarios lograron sacarla del agua y los veterinarios han intentado salvarle la vida con una operación de urgencia, pero no ha sido posible. Como ya es habitual, los biólogos, rápidamente sospecharon de la injerencia de bolsas de plástico como causa de las dolencias de la ballena, ya que no es la primera vez que sucede (ni tampoco, por desgracia, será la última).
¿La causa de las dolencias de la ballena? La ballena se había tragado unos ochenta bolsas de plástico que le llenaban todo el aparato digestivo. Esto le impedía poder ingerir y asimilar alimento. Por tanto fue muriendo poco a poco desnutrida, hasta llegar a la costa dónde buscó su último aliento.
Según Thon Thamrongnawasawat, uno de los biólogos de la universidad de Bangkok que la han operado en un intento por conseguir su salvación, «las bolsas de plástico le impidieron ingerir alimentos y ha muerto de desnutrición«. Como indicamos, esto no ha sido una sorpresa para los biólogos, ya que suele ser una causa cada vez mas común de muerte de ballenas en la zona.
Dentro del estómago del cetáceo no había restos de alimentos, sólo una gran masa de plástico que pesaba más de ocho kilos. Lo que como se puede imaginar impedía totalmente el poder llegar a procesar alimentos o simplemente poder ingerir de nuevos. Algo dramático y que realmente debería replantearnos como humanidad que estamos haciendo para también afectar la vida de la fauna y flora que comparte el planeta con nosotros.
El drama es considerable, cada año mueren en aguas tailandesas unos 300 animales marinos como ballenas, tortugas y delfines después de haber tragado residuos plásticos. Además, la estadística se vuelve aún más cruel si también contamos con todo el plástico que les suele impedir nadar y desplazarse en sus zonas habituales de residencia.