
El filosofía, dramaturgo y político irlandés Bernad Shaw es un personaje increíblemente interesante, avanzado en su época, y un creador increíble.
Entre sus muchos logros se encuentra un premio nobel de literatura, así como una estatuita Oscar por su guion adaptado para cine.
Toda su vida es un continuo ir y venir de provocaciones, ya que utilizaba la sátira y el humor para la critica más astuta a su entorno y a la política en general.
Por eso, es uno de aquellos autores de los que hay que rescatar frases y pensamientos, y que seguramente conseguirán que nos inspire de forma considerable en nuestro ir y venir en la vida.
Concretamente, esta frase busca profundizar en algunas cosas que ya hemos ido indicando a lo largo de otros comentarios de frases.
Básicamente se trata de la crítica al libre albedrío, al esperar sentado a que las cosas sucedan.
Tanto Shaw como otros pensadores y personajes recurrentes a lo largo de la historia siempre coinciden en expresar la idea de que la suerte, las oportunidades y las “cosas” no suceden por si solas, y que debemos trabajar en conseguir que sucedan.
Siguiendo este pensamiento, lo más interesante de la frase de Shaw es que justamente él, aquello que propugna es la creación de estas circunstancias.
Si queremos que pase algo, es cierto que hay una parte dónde la suerte y el factor aleatorio tienen un fuerte peso, pero nuestra parte en el proceso del triunfo es justamente trabajar para crear las circunstancias que ayuden a mejorar la probabilidad de que las cosas pasen.
Una de las cosas que casi todos los grandes triunfadores explican es su gran disciplina y horas dedicadas al trabajo, esa dedicación es justamente el trabajo en buscar las circunstancias adecuadas para que las cosas pasen.
Un ejemplo práctico, y que puede llevar al terreno de la realidad este pensamiento, es justamente el pensar que si queremos un mejor trabajo, debemos formarnos, mejorarnos a nosotros mismos, y con nuevas habilidades y conocimientos creamos las circunstancias para que esa oportunidad se nos pueda ofrecer.
Otro ejemplo, quizá más banal, es que si no nos gusta nuestro cabello, el primer paso para que nos guste es acudir a cortarnos el pelo. Sin que te lo cortes no conseguirás las circunstancias adecuadas para que las cosas pasen.
En el plano de nuestra vida, podemos aplicar esta búsqueda incansable de circunstancias a casi todos los grandes retos que tengamos por delante.
Aquellos que trabajan por proyectos o ideas, no conseguirán jamás triunfar si no proponen, de forma constante, propuestas y nuevos proyectos, por más que la gran mayoría de ellos acaben por acabar en la papelera.
Por tanto, lo que nos indica Shaw es algo muy básico, pero a la vez poderoso, y es que debemos pensar en todos aquellos elementos que pueden hacer triunfar nuestro proyecto, y trabajar todas las circunstancias a su alrededor para que pasen cosas.
Lo más poderoso de este pensamiento, es que nosotros mismos en el momento de realizar esta búsqueda de circunstancias, ya iremos trabajando en nuestra mejora personal, iremos subiendo niveles, y haciendo que cada vez esas circunstancias sean más fáciles de encontrar.
Como todo, se trata de un proceso, en que los inicios suelen ser más duros, y al ir mejorando y pasando el tiempo, vamos entrenando, implementando mejoras, limitando errores, y por tanto acercándonos irresolublemente al objetivo que buscamos.
Pero la frase de Shaw también esconde un elemento importante que debemos tener en cuenta.
Se trata básicamente que no debemos trabajar por trabajar, debemos aunar nuestros esfuerzos en un objetivo muy concreto, no diversificar si dejar para mañana lo que deba ser esencial, ni cambiar de proyectos a la primera de cambio.
Debemos adaptarnos a la realidad, saber cambiar, pero siempre con un objetivo en la cabeza, un elemento que nos guíe y nos mantenga en un rumbo, si no, solamente estaremos haciendo cosas, pero sin ningún tipo de pensamiento estratégico.
Focalizar nuestras actividades y conocer nuestras debilidades es un proceso largo, tedioso, y muchas veces desilusionante, pero si tenemos en la cabeza pensamientos y principios como el de Shaw, podremos hacerlo más llevadero.
Cuando entendamos que los esfuerzos que estamos realizando, esas gotas de agua en el océano que estamos realizando, son pocas, casi invisibles, pero forman parte de un todo, podremos hacer más llevadera toda la carga y esfuerzo que realizamos a diario.
Por eso, es vital que relaciones los esfuerzos realizados con un pensamiento estratégico que lleve a una dinámica de trabajo estable y consolidada, a la vez que esto tenga algún objetivo concreto, y ese objetivo puede ser simplemente crear esas circunstancias.
Por último, debes tener en cuenta que muchas veces las acciones que nos generan esas circunstancias pueden ser muy limitadas. En el sentido que una circunstancia no tiene por qué ser un gran reto.
Por ejemplo, volviendo al ejemplo del cambio de trabajo, una circunstancia esencial para encontrar un buen nuevo trabajo es tener un currículo.
Tener ese documento es una de las bases para crear nuevas “circunstancias”, y por tanto, quizá con ese pequeño esfuerzo de revisar y mejorar nuestro currículo podemos conseguir muchos más avances de lo que pensamos.
En el fondo, debemos tener en cuenta que los pequeños elementos y esfuerzos, tareas a veces rutinarias, también tienen su recompensa y son vitales en un proceso más complejo y amplio.
Si las cosas son simples gotas en un océano enorme, y por tanto casi irreconocibles, también debes pensar que el océano sin gotas de agua tampoco existiría, que es un todo, y por tanto, la suma de miles de pequeñas cosas.
Llevando esta reflexión a la frase de Shaw, puede ser que miles de pequeñas acciones y elementos sean la base en la que se sustenta el triunfo definitivo.