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Un viaje de miles de kilómetros debe comenzar por un solo paso – Lao-Tsé

No todo el pensamiento filosófico es de tendencia occidental, también en el lejano oriente podemos encontrar algunas frases que nos impiden y nos aporten sabiduría. Nada mejor que empezar un pequeño viaje también por la filosofía oriental que con Lao Tsé.

Lao Tsé, o también conocido como Laozi es uno de los pensadores más importantes del taoísmo, y por tanto, una de las tendencias más importantes y relevantes de la historia de China.

Sus frases, sentencias y mensajes suelen ser muy interesantes, y nos aportan perspectivas diferentes que podemos sumar a nuestra vida diaria. Muchas veces por falta de conocimiento y distancia tanto geográfica como intelectual, damos poca importancia a los pensadores orientales, cuando en realidad han podido incluso compilar mejores libros filosóficos que los propios occidentales.

Pero dejando estas consideraciones de lado, esta frase es importante porque nos habla sobre una cuestión que muchas veces dejamos de lado la voluntad.

Cuantas veces nos hemos dicho a nosotros mismos que aquella cosa o aquella otra no era posible, porque era demasiado grande para nosotros. Hablo de proyectos vitales, pero también de las pequeñas cosas.

Una metáfora que puede ayudar a entender la fuerza que tiene la voluntad de iniciar un camino es quizá cuando subimos a una montaña.

En el momento en que estamos en la falda de la montaña, en aquel momento en que debemos empezar el camino y vemos la majestuosa montaña delante de nosotros, es cuando pensamos que el camino es muy largo, y que quizá aquella montaña es insuperable, pero comenzamos el primer paso, y ese paso poderoso de inicio, nos transmite confianza.

A cada paso que damos ganamos más confianza en nosotros, y hacemos que ese camino que aprecia del todo imposible superar, ahora empiece a ser mucho más corto, hasta el punto de convertirse en una cima superada.

Cuando Lao-Tsé nos habla de dar ese primer paso en los proyectos más grandes que se nos presentan en nuestra vida, nos está dando la clave del éxito de todos ellos, que es dar el primer paso.

Puede parecer tonto, pero no hay ni un solo gran viaje en el que se haya llegado a buen puerto que no haya empezado por un simple pero decidido paso.

Es cierto que nunca vamos a tener la certeza manifiesta de que aquellos caminos que iniciemos en nuestra vida lleguen a buen puerto, pero lo cierto es que solamente por el hecho de asumir que el camino es largo, tedioso incluso, podemos llegar a conseguir el objetivo marcado.

Porque en el fondo de lo que nos habla Lao-Tsé no deja de ser del miedo de las personas a iniciar caminos largos. El esfuerzo en nuestra sociedad actual está desapareciendo, cada vez somos presa fácil de los contenidos rápidos, de conseguir las cosas sin esfuerzo.

En esta sociedad, el mensaje del pensados chino es aún más interesante y va más allá. Nos recuerda que las cosas más grandes requieren de esfuerzo, tenacidad y voluntad, y que, por tanto, lejos de ser las cosas fáciles, debemos proponernos el ir más allá, y conseguir aquello que deseamos aunque cueste.

La pereza, la falta de ganas, y postergar aquello que debemos hacer también es un clásico en nuestra sociedad moderna. Cuantas personas habrán llegado hasta estas líneas y estarán ya leyendo en diagonal porque no aguantan el leer poco a poco y saboreando las palabras.

Que los retos que tenemos ante nosotros en esta sociedad cambiante son mayúsculos no es una sorpresa para nadie, pero como nos recuerda la filosofía taoísta, debemos centrarnos en dar el primer paso, en ir quemando poco a poco etapas, y de esa manera llegar hasta el final del gran reto que tenemos entre manos.

A veces se trata simplemente de eso, de ganar la pereza infinita que nos proporciona el placer al instante de los móviles e internet, y de esta forma iniciar los primeros pasos hacía cuotas más grandes de éxito y reconocimiento.

Se trata, por tanto, no de pensar que las cosas no requieren esfuerzo, si no de conseguir activar ese interruptor interno que nos hace superar el letargo emocional, y que una vez activo, nos permite ir construyendo y haciendo pasos en el camino.

En el fondo, estamos hablando de algo tan básico que a veces se nos olvida, y es que estamos más condicionados por la falta de ganas de hacer cosas, que no tanto por la dificultad de aquellos caminos que queremos escoger.

Ese letargo que vamos adquiriendo en las pequeñas cosas, es el que luego se nos suma y se nos presenta en los grandes retos. Nuestra vida diaria nos confiere demasiados mecanismos para que dejemos las cosas postergadas, y es ese el sentimiento y la actitud que se debe vencer.

Por último, pero no menos importante, también hay algo gracioso en la frase del pensador chino, y es que se trata de una frase bastante antigua, y por tanto, en el fondo nos demuestra que ya en el pasado existía el problema de postergar las cosas, y que quizá esta vida moderna que tanto critiquemos, no sea tampoco la responsable de todos nuestros males.

Venzamos a nuestro interior que nos dice que no iniciemos nuestros proyectos vitales, tengamos la voluntad de dar el primer paso hacía un camino largo, pero ilusionante y con grandes recompensas en su final.