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¿Cuál es la capital de la República Checa?

Volvemos a nuestras preguntas habituales sobre miles de temas, hoy algo diferente, vamos hablar de cual es la capital de la República Checa. Uno de los países centrales de Europa que más llama la atención y también de los más visitados, justamente por la atracción de su capital: Praga. Esta ciudad cuenta con grandes monumentos, y su zona antigua es altamente recomendable, además, en las últimas décadas se ha ido popularizando como una ciudad para enamorados y enamoradas, como ves, la capital de la República Checa tiene muchas cosas que ofrecerte, tanto si estás enamorado como si no lo estás.

Enamorados y enamoradas que leáis esto: si hay una ciudad romántica por excelencia que tenéis que visitar esta es Praga, la capital de la República Checa. Es un destino que está en auge por su belleza y tranquilidad aunque cada vez más y más turistas se acercan a conocer los encantos de esta ciudad invadiendo el centro histórico considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Orígenes de Praga

Praga se fundó en el siglo IX para ser capital de los reyes de Bohemia; algunos de ellos llegaron a ser emperadores del Sacro Imperio Romano-Germánico. Luego pasó bajo los dominios de la casa austriaca de los Habsburgo que la convirtieron en una capital de provincia, ¡pero menuda capital provinciana!. El 1918 Checoslovaquia se convirtió en un estado independiente, volviendo Praga a ser capital de un estado. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue ocupada por los nazis y liberada por los soviéticos que se la quedaron bajo su manto. Los checoslovacos no pudieron deshacerse del yugo comunista hasta el 1989. El 1993 Praga se convirtió en la capital de la República Checa después de la división pacifica de Checoslovaquia.

¿Qué visitar en Praga?

Si se quiere ir a los orígenes de Praga se tiene que visitar la zona del castillo. No es un castillo propiamente dicho sino un gran palacio donde los reyes de Bohemia tenían su residencia. Ahora es la sede del Estado checo. Al lado del palacio está la catedral gótica de San Vito. Está dedicada al culto católico y no se finalizó hasta el siglo XX. No muy lejos se encuentra el Callejón de Oro, una serie de casas construidas adosadas a la muralla don se cuenta que los alquimistas hacían sus experimentos para crear oro. En realidad eran casas de trabajadores donde, siglos más tarde, se alojó Kafka.

Cerca del castillo, en la falda del otero, se encuentra el barrio de Malá Strana, un conjunto recogido de callejuelas, palacios e iglesias. Llenos de tiendas de recuerdos. Lo más importante de esta zona es coger aliento, ya que las cuestas son bastante pronunciadas. Todo este sector de la ciudad, que está ampliamente diseñado para el turismo, da al famoso puente de Carlos IV que conecta esta zona con Staré Mesto, o ciudad vieja, atravesando el río Vltava.

El puente de Carlos IV, el Karlúv Most, es toda una atracción por si misma, cuenta con puertas a banda y banda, inmensas e imponentes, es amplio, y tiene diversas esculturas en su trayecto. Cuenta la leyenda que si te restriegas bien restregado en ellas tendrás suerte, así que verás a grupos de turistas dale que te pego con estas esculturas, sin pudor alguno. También es en el puente dónde tiene unas vistas entrañables de las dos zonas turísticas de la ciudad. Es un buen lugar para hacer fotos.

Staré Mesto es, quizás, la zona más característica de Praga. El núcleo central es la plaza del ayuntamiento con su reloj astronómico, el más antiguo de su tipo en Europa, dónde cada hora las figuritas de su interior salen para enseñar las horas, verás turistas cada hora esperando pacientemente para el espectáculo. Otros lugares emblemáticos de la capital de la República Checa son las torres gemelas de la iglesia de Tyn. Desde aquí se puede hacer un paseo por el barrio judío, lleno de casas pintorescas hasta llegar a la sinagoga con el cementerio adosado con un fuerte carácter romántico.

Nové Mesto es la extensión de la ciudad antigua que se empezó a construir en el siglo XIV. Destacan las diversas torres de defensa que protegían a la ciudad desde las murallas. También es el lugar donde hay más edificios barrocos y de art nouveau. El centro de esta parte de la ciudad es la plaza de San Venceslao, patrón de Bohemia. Es una especie de rambla en el final de la cual se alza el edificio imponente del Museo Nacional.

Cosas típicas de Praga, la capital de la República Checa

Praga destaca por su belleza monumental y por la calidez de su gente. Un lugar para disfrutar de una pequeña escapada romántica con tu pareja. Una ciudad muy abarcable y con un aire melancólico que hará que la recuerdes siempre.

El Idioma de la República Checa es el checo, para los hispanos es una lengua completamente imposible de entender e intuir, tampoco se parece al inglés, pero los habitantes de la capital, ante todo en la zona turística, hablan inglés sin mayores problemas, y en todo caso, dado la gran cantidad de turísticas siempre tendrás formas de hacerte entender sin mayores problemas. Los checos destacan por ir a la suya, no gritar por las calles, ser educados y en definitiva tener ese carácter algo seco de la zona central europea que tanto choca con el carácter más latino y mediterráneo.

Una de las cosas típicas es el vino caliente. Básicamente encontrarás puestos por la calle dónde venden vino caliente con canela y limón, los valiente que los prueben, sobretodo en invierno, deberás decidir si prefieren el calor que proporciona a cambio de aguantar el mal sabor. Aunque es cierto que uno se acaba acostumbrando y en invierno compensa el calor que proporciona. Praga es una ciudad bastante fría de temperatura, deberás ir bien abrigado y no te olvides de una buena capucha, ante todo si quieres pasar por el Karlúv Most en algún momento.

¿Gastronomía checa?

Dejando de lado el vino caliente. Sobre la gastronomía, es un país de salsas, además de comer mucho cerdo, así que podrás encontrar carne por todas partes sin mayores problemas. De sus muchos platos quizá destacan el famoso goulash: sopa con caldo de pollo, carne o verduras. La gastronomía checa está muy influida por la húngara, alemana y austriaca. Una combinación que hará que los estómagos sensibles se pongan en guardia solo oler el ambiente de los restaurantes. En general y para no alargarnos se come especialmente bien, y tampoco a precios descarados.

En muchas plazas hay paradas dónde puedes comprar comida, suelen ser salchichas en diferentes formas (para entendernos) y también postres y dulces, los verás facilmente por las zonas turísticas y puede ser también una buena opción para comer algo rápido y no salir de la zona centro. Suelen haber mesas dónde sentarse en esas mismas plazas, así que puedes disfrutar del ambiente de la calle mientras comes.

Los precios en la República Checa

La moneda de la República Checa es la corona checa, aunque sea un país de la Unión Europea, conserva su moneda propia, y no puede decirse que les haya ido especialmente mal con este detalle. Su economía ha crecido bastante en los últimos años, y eso se nota en los edificios y en las personas que ves por la calle, no queda demasiado rastro de su época de influencia soviética. De hecho, fue uno de los países con mejores crecimientos a partir de su entrada a la Unión Europea. Como todos los países del mundo, a sufrido los efectos de la crisis económica, pero su economía continua siendo más fuerte en relación con sus países vecinos.

Es evidente que en las zonas turísticas los precios  son más altos, pero no se trata de un país excesivamente caro, esta en consonancia con algunos países de su zona, y si se busca se puede encontrar precios bastante competitivos en comida y bebida.